PRESENTACIÓN

Este sitio lo he creado para que sea un lugar en donde nos podamos reunir las personas que conocimos a Don Víctor del Valle Noriega y que tanto lo quisimos; y para que aquellas personas que no lo conocieron lo hagan a través del testimonio de los que estuvieron más cerca de él durante su vida. En ella se irán contando su biografía, se podrá descubrir su personalidad, se podrán encontrar testimonios e incluso favores que por su intercesión ya se han realizado y se siguen realizando desde el cielo.

sábado, 11 de abril de 2009

COMO ARTISTA, COMO COLEGA, COMO CONFESOR

Conocí a Silvia Herrera cuando estaba ella unos días en México. Un día pasé por una amiga a la residencia universitaria (RUL) para llevarla a ver a la Virgen de Guadalupe y me la presentó para pasearla también. De inmediato entablamos conversación y por supuesto surgió que conocía a mi tío Víctor. Me comentó que le acababa de hacer una despedida en un museo exponiendo toda su obra porque se iba a ordenar sacerdote. Volví a ver a Silvia dos veces en Guatemala; una antes y otra después de la muerte de mi tío. Le pedí que me escribiera para el libro de recuerdos y aquí expongo su mail ...


Silvia Herrera y Margarita del Valle en Guatemala


COMO ARTISTA

Conocí a don Víctor hará unos siete años. En esa oportunidad, vi antes la obra que la persona. Se trataba de preparar una exposición de fotografías en las galerías de un museo. Esas fotografías recogían el trabajo de varios años de la firma Rocasermeño y del Valle y la razón de la exposición era el retiro de uno de los socios. Me tocó organizar parte del evento de la inauguración y el montaje de las fotografías. Era la última vez que don Víctor se presentaba en público como seglar. Era la última vez que iba a usar un traje de calle y corbata. Era la última vez que, al decir de uno de los amigos, iba a dar un beso a las señoras que lo saludaban. Allí conocí a don Víctor. Pero antes de contar mi encuentro con él no debo olvidar un comentario en torno a las fotografías. Se trataban de muchas obras arquitectónicas que yo ignoraba que existiesen en mi país. Me sorprendió el sello distintivo de la solidez y durabilidad y la belleza de algunos conjuntos.

Area vacacional en Guatemala diseñada por mi tío Víctor y su socio Mario Rocasermeño

Llegó don Víctor. Me llamó la atención su afabilidad y enorme naturalidad y su posibilidad que, en esos momentos es casi imposible, de estar con todos y con cada uno a la vez.

Ya revestido para celebrar la Santa Misa, lo vi conmovido y nervioso en su primera celebración eucarística. Cómo distaban las imágenes dos imágenes que ahora guardo en la memoria: un hombre alto, fuerte y pausado en su primera Misa y un hombre alto, debilitado y más pausado en la última vez que le vi celebrando la Santa Misa.

COMO COLEGA

También le traté con cierta regularidad en los salones de clase de la Universidad del Istmo. El guardaba su computadora portátil, pues daba sus clases de Teología Dogmática, utilizando el Power Point y yo preparaba el proyector de diapositivas que iba a servirme para la clase de arte del siglo XX. Nunca faltó un saludo, un comentario cordial, esa naturalidad y afabilidad que le caracterizaron siempre.

COMO CONFESOR

Como confesor, su contacto con Dios Nuestro Señor relucía particularmente. Su capacidad para dar en el clavo y disolver de un plumazo cualquier nube que borraba mi claridad se parecía al movimiento certero de la plomada que tanto debió de utilizar en la supervisión de construcciones. Su voz, su tono, sus consejos y su santidad daban una paz que hacía de cada confesión un remanso de fe y un acoplo de nuevas fuerzas.

Silvia Herrera Ubico
9 enero 2002

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