La Virgen, además, me había ayudado en varias situaciones diversas; solía yo poner mi mano sobre el cuadro y me tranquilizaba cuando estaba por una o por otra causa muy inquieta.
Yo recordaba el gran amor que tenía mi tío por la Virgen de Guadalupe. Recuerdo perfectamente que cuando llegaba de Guatemala siempre buscaba ir primero a la Basílica a ver a la Virgen de Guadalupe.
Dudé un poco en llevarlo; pero pensé que mi tío no iba a tener un cuadro grande de la Virgen junto a él en sus últimos momentos y me atreví a meterlo en una bolsa de papel y llevarlo en mi mano hasta Guatemala.
Cuando entramos al cuarto de mi tío; mi mamá, mi papá, Chela mi hermana y yo nos hincamos frente a él que estaba sentado en un sillón; muy débil, tranquilo y con mucha alegría de vernos.
Lo fuimos saludando uno a uno, nos dio la bendición y le hicimos cada uno alguna petición o le dijimos algo. Ya cuando terminamos le dije que había alguien más que venía a visitarlo. Saqué el cuadro de la Virgen y viéndolo fijamente dijo en voz alta: ¡Mi Madre!. Todavía tengo clara en mi mente ese momento en el que mi tío miraba con ternura a la Virgen. Vinicio tomó el cuadro y lo colgó muy cerca de su sillón para que mi tío lo pudiera ver. Le dejé el cuadro a mi tío para que lo acompañara cuando nos regresamos a México.
LA VIRGEN DE REGRESO A MÉXICO. TODO UN RETO.
Cuando volvimos a las dos semanas de nuevo a Guatemala después de la muerte de mi tío yo llevaba en mi cabeza la idea fija de ir a recoger mi cuadro de la Virgen que había dejado de VISITA.
Cuando llegamos a la casa de Balanyá lo primero que le dije a Vinicio, que fue quien nos recibió, que yo iba a recoger el cuadro de la Virgen de Guadalupe. Recuerdo que me dijo con un cierto tono de burla: Uy Mago! eso va a ser imposible ya que tu tío tuvo algo especial con la Virgen; me dijo que don Francis (Vicario General del Opus Dei en América Central) no me lo iba a regresar por nada del mundo ya que a mi tío se le tranquilizaba el dolor viendo a la Virgen. (Esto lo podrá contar mejor Don Francis)
Al poco rato bajó don Francis; estábamos en esta ocasión mi papá, mi mamá, María (hija de Chela mi hermana) y yo. Hablamos de varias cosas y cuando vi oportuno le dije al Padre Francis que yo, una de las razones por las que había regresado, era para recoger el cuadro de la Virgen. Él la verdad no se lo esperaba y sí se sorprendió; me dijo de inmediato que no, que eso no era posible porque mi tío había tenido una especial comunicación con la Virgen a través del cuadro. Le contesté: ¡Por eso!, me quiero llevar el cuadro. Le dije que yo había llevado el cuadro de la Virgen a mi tío de visita y que como ya se había ido al cielo me lo quería llevar de regreso. El ambiente comenzó a estar tenso ya que don Francis me explicó que en ese cuadro mi tío había dejado todas sus peticiones, necesidades e intenciones y que cuando volteaba a ver a la Virgen su dolor se aminoraba. Creo que me lo explicó dos o tres veces y a mí no se me quitaba de la cabeza el llevarme el cuadro de regreso a México.
En eso le pidió a una persona de su casa que le bajara el cuadro de la Virgen. Nada mas llegar el cuadro a la sala en donde estábamos, lo puso en el piso y lo recargo en sus rodillas. Volvió a decirme lo importante que fue ese cuadro para mi tío y yo le dije que por favor me dejara llevármelo de regreso porque necesitaba a la Virgen ya que no me encontraba bien de salud. Le dije que me lo llevaba y luego en cuanto yo estuviera bien se lo regresaba o cuando lo necesitaran por alguna circunstancia. Me dijo, este cuadro ya es de los del Valle y del Opus Dei y si te lo llevas lo dejamos allá en México. Pero todavía no se animaba a dármelo. Yo le volví a repetir las razones por las que ese cuadro era tan importante para mí. En eso volteó a ver a don Antonio Rodríguez Pedrazuela y le preguntó con un tono de angustia ¿Qué hago?. Don Antonio con mucha paz le dijo: ¡Dáselo!. Yo, me puse feliz y tome el cuadro en mis manos. Don Francis me pidió que cada vez que viera ese cuadro pidiera por las intenciones de mi tío que dejó ahí con ocasión de su enfermedad. Yo le dije que así lo haría y que no pediría sólo por las intenciones de mi tío; sino también por las de él. Así lo he hecho desde que murió mi tío toda las veces que me acuerdo.
Cuando salimos de la sala y yo con el cuadro en la mano; Vinicio asorado y con la sonrisa en la boca me dijo que verdaderamente tenía vara alta. Por supuesto que la Virgen me ayudó mucho cuando la regresé y colgué en mi recámara.
LA VIRGEN DE VISITA EN CASA DE UNO DE MIS HERMANOS
En el año 2002 me fui a España a vivir por un año y medio y quise que Sergio mi hermano y mi cuñada Sofía se lo llevaran a su casa. Llevaban mucho tiempo sin poder tener hijos; y les dije que cuando llegara su primer hijo a su casa me devolvieran a la Virgen; que antes no.
En el mes de junio del 2005 llegó Víctoria; una niña de tres años que llegó a la familia para siempre. El día que la conocimos fue a visitarnos a la casa y traía en sus manos cargando el cuadro de la Virgen de Guadalupe que yo les había dado en septiembre del 2002. Victoria ha sido una de las grandes alegrías de la familia; es una niña muy cariñosa, alegre, simpática que nos hace plenos a todos.
El otro día me la dejaron en la casa a Victoria y mientras estábamos jugando en mi escritorio me señaló el cuadro de mi tío Víctor y me preguntó que quien era. Al contestarle me dijo: “Es mi tocayo”.
Hace tiempo le leía esta historia a mi tío Picho que me esta asesorando en la elaboración del libro; que ahora ya es página Web; y me dijo que cuando él se estuviera muriendo le llevara el cuadro de la Virgen.
Creo que la Virgen ya se va haciendo famosa entre algunos miembros de la familia y es un honor para mí tenerla en mi cuarto. Por supuesto que le sigo pidiendo por todas las intenciones de mi tío, de don Francis y las mías. Y ahora que estoy escribiendo esto; y por qué no; por las intenciones de cada uno que lea esta historia del “Cuadro de la Virgen”
Margarita del Valle C (sobrina de Víctor del Valle)